JUEVES SANTO EL DIA DE LA AGONÍA Y EL PERDÓN
JUEVES SANTO
Jueves Santo, Jueves Santo. Tres días antes de Pascua, cuando el Redentor del Mundo a sus discípulos llama. Y les convidó a cenar a una mesa sagrada. Eucaristía, fundación de la Iglesia, salud y perdón. Viejos canciones hurgan mi memoria y recorro mi infancia de la mano del gran Joaquín Díaz. Nadie podrá acabar con este legado. Hundase el vaticano con sus curas pederastas y esos legionarios de Cristo que más bien debieran llamarse del Dólar. No se puede servir a dos señores.
No podemos convertir a un obispo en objeto de idolatría por mas que sea el de Roma. Veo la destrucción de los muros de la patria mía. La iglesia no es la sinagoga como pretenden los jerarcas del Vaticano II. EL Papa- y este Benedicto es un bendito que tiene un cierto ramalazo- no ha condenado el Sionismo, un cáncer mura los cimientos de la Iglesia Católica. Un hecho incontestable: el sanedrín judío lo mandó matar hace 2010 años.
Jueves Santo, Jueves Santo, tres días antes de pascua. Mis ojos se dirigen al Este y veo a esa Rusia vivificada y resurgente en medio de su martirio, cubierta de la mala baba de los jornalistos que profazan y engañan. Releo los Protocolos de los Sabios de Sión y mi corazón se hinche de perdón y esperanza mientras canto en ruso. Atención, hermanos, Cristo se alza por el este como una gran nube de esplendor. Evito las procesiones y esas macarenas y esos cristos de cartón piedra, tanto hermano mayor, tanto capirote. España cañí, pero yo pertenezco a la España profunda la que no ha olvidado la pasión y canta sus versículos en latín. Roma en una concesión incomprensible a las fuerzas oscuras mandó destruir la hermosa y tremenda liturgia de jueves santo. Se suprimió la adoración de la cruz.
Empezó el tiempo de prevaricación y apostasía. Pero tú eres grande y poderoso, Señor, perdona a tu pueblo, que tu verdadera iglesia jamás la podrán destruir et portae inferi non praevalebunt. Tomo pues mi cruz y arrostro el peligro. Mi voz es clara y juvenil, brota llena de esperanza de dentro del diácono que hay en mí.
jueves, 01 de abril de 2010
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