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domingo, 17 de enero de 2021

 CELA 19 AÑOS SIN ÉL          

 

Hoy día de san Antón (hasta san Antón pascuas son y la gallina pon)

Se cumplen 19 inviernos del sepelio de CJC.

El maestro duerme al pie de un olivo grecal, el árbol símbolo del eterno Israel, en tumba humilde de tierra del camposanto de Iria Flavia en la trasera de la románica iglesia de san Pedro Mezoncio el obispo que compuso el himno Salve Regina.

Nada mejor para llorar a un escritor que leerle y yo estoy en divertida danza con su gran libro sobre erotismo y me topo con esta perla:

un sargento de la escala de la reserva

con la polla abría latas de conserva

y un sargento de un tabor de Regulares

con la pija hacía juegos malabares

pero un teniente de la misma compañía

por mucho que lo intentaba

no podía

moraleja: en cuestión de cojones

la milicia no admite graduaciones

La chusma propagandística que anda por estos días ensalzando a Galdós, el que quería comerle el parrús a la Pardo Bazán y chuparle el opulento tetamen, no sabe que don Benito el Garbancero era un poco sicalíptico y morboso, parece haberse olvidado de él, acusando de fascista a uno de los mayores genios del idioma castellano.

 Cela sin embargo en esta obra de arte que es el Diccionario Secreto rehuye lo morboso y se muestra lozano y sin tabúes a la hora de abordar un tema como es el erotismo a sabiendas de que es sucia pero inevitable parte de lo humano.

Las palabras más en boca de los hispanos prohibidas por el diccionario tienen un carácter erótico. Decimos coño, joder, cagüen la leche, nos ha jodido mayo y otras similares a todas las horas.

Ya lo decía el maestro en un debate parlamentario; no es lo mismo dormir que estar durmiendo como tampoco es igual estar jodido que estar jodiendo. Esto de joder la marrana es muy español. Joder viene del latín fodio que es lo mismo que cavar. Fodio fodis fodere fosi  fosum de la tercera conjugación irregular (desenterrar, abrir fosos. Punzar, atravesar, espolear, darle a uno con el aguijón).

Por irreversible umlaut, cuando las consonantes palatales intervocálicas trocaron la f en h  y luego en jota, lo convertimos en el vocablo más en boga. Otra indefectible palabra es coño no vayamos a Logroño donde se guarda el coño de la Bernarda en un recipiente, que debía de ser muy bonito aunque los coños sean siempre de por sí bastante feos y sepan muy rico.

 Procede también del sustantivo latino cuneus (cuña). Perdió su significado original de sustantivo y es una interjección en boca de todos a todas horas. De los cojones una voz frecuentísima y del que Cela realiza en este libro un estudio concienzudo y cabal ya hablaremos en otra ocasión.

 Se le puede acusar de todo al bueno de Camilo que tenía algunos golpes que aterraban a la parroquia (en Asturias no era bienquisto desde que se metió con la Virgen de Covadonga "ye pequeñina y galana pues que e joda") se le puede acusar de todo menos de obscenidad.

Era un tipo muy sano yo lo conocí que colocó estas cuestiones del coito sexual en el lugar que se merecen, en su categoría excretoria y fisiológica como el cagar o el mear pero sin complejos ni morbosidades. Al pan, pan y al vino, vino.

(continuará)

 

 




viernes, 15 de enero de 2021

 Los dos primeros caídos de la Batalla de Brunete. Homenaje en Majadahonda. SE RECUERDA TAMBIEN A LOS DOS RUMANOS MOTTA Y MARIN CAIDOS EN MAJADAHONDA



Mota y Marín dos jóvenes estudiantes rumanos se alistaron en el Tercio y vinieron a pelear a España en defensa de los valores e ideales cristianos. Fueron alcanzados por un disparo de artillería en las lomas que circundan Majadahonda dando vista a los terreros que sirven de atalaya al Valle del Guadarrama y del Aulencia. Fue erigido un monumento de granito en su memoria. Gloria eterna a los dos primeros caídos de la Batalla de Brunete. El hecho ocurrió el 13 de enero de 1937 según demuestro en mi libro REMEMBER BRUNETE LA BATALLA DE LA SED.  

Como todos los años se celebró un responso oficiado por un pope ortodoxo y un diácono por su eterno descanso al que asistió una nutrida representación de juventudes falangistas y de patriotas rumanos venidos expresamente desde Bucarest para el acto. Sucumbieron en los prolegómenos de la gran batalla que tuvo por campo los tesos de Villafranca del Castillo, Villanueva del Pardillo, Villanueva de la Cañada, Quijorna, Colmenarejo y el propio Brunete. En Majadahonda se produjo el repliegue gubernamental ante la presión de las tropas de Lister, del General Buruaga, de los requetés de Alonso Vega (que por cierto encuadraban dos compañías catalanas, la Roger de Laura y la Agustina de Aragón) 

Días después de la muerte de los dos rumanos aconteció el derribo del primer “Heinkel” de la División Cóndor abatido por piezas del quince y medio de la artillería de Modesto. El piloto se llamaba Rudi Eppert y contó con un monolito en la cuesta del Pardillo. Un alcalde socialista lo mandó quitar. Sin embargo, su nombre pervive en la memoria como plasma la foto del cipo funerario y las banderas que volvieron a ondear esta mañana gélida en los cerros majariegos. Vuelvo a recomendarles, lectores, mi libro REMEMBER BRUNETE LA BATALLA DE LA SED escrito en la memoria de estos valientes y en la esperanza de que los españoles no echemos al olvido sus recuerdos.

Al final del acto se cantó el Cara al Sol y el Himno de la Guardia de Hierro 

 OSCULANDA NADA DE NADA

 

OSCULANDA

 

Las féminas siguen destilando veneno. Hay que ver en lo bajo que cayeron aquellas muchachas que amamos en otro tiempo y ahora son abuelas. Andan cojas, y en medio del desencanto habitando sus pisos de muchos metros cuadrados, en la comparsa de sus gatos castrados, alguna foto de familia, los matrimonios fracasados, viudas de su propio desconsuelo, añorantes del amor negro que les puso a pique de la ruina, lo que evidencia el poder del sexo.

 

 -Arrepiéntete, cabrón.

 

-Yo no me arrepiento de nada. Me arrepiento  tan solo de aquella chinita en Hong Kong que hacía frufrú cuando me hacía el amor.

 

 Encima, beatas con humos y poniéndote de penitente. La culpa de todo por lo visto la tienes tú, Ulises, que sigues sin llegar a Itaca.

 

 Le dije que no creo en la confesión auricular porque teológicamente tengo en entredicho la teoría de la exmologesis. Oh católica y cruel majestad, seguimos en las mismas. Osculanda amor tú ya no besas como solías. Te han salido bolsas en los ojos y no ves lo que te rodea pero tal vez sea mejor así. La soledad créeme por fuera y por dentro de nosotros. Pobre Osculanda, viuda solitaria en su piso de doscientos metros cuadrados, una sonrisa amarga y los ojos cargados en un ictus que me dice que todos aquellos besos que me diste se los llevó la trampa. Fueron el proemio de antelación de una vida que pudo ser y no fue. Acaso estaba escrito. Fue la voluntad de Dios. No nos hicimos daño el uno al otro y las dulces horas de junio y de mayo idas y venidas por el valle de Talamanca hoy al recordarlas no producen ningún escozor, solamente melancolía. Paremo sigue vendiendo libros en su alguarín infame y yo vendí aquella vieja maquina de escribir con el tablero que inventara Wetereng. Ahora soy propietario de un ordenador portátil. Pulso cada una de las fichas del teclado en la esperanza de que tarde o temprano la verdad se hará hueco, Osculanda amor, aquella moza de rumbo que hoy es abuela. La que tuvo retuvo.

 

 

 ODA A MI MAQUINA DE ESCRIBIR

 

Vestal pura ojo del mundo russalka blanca y redonda

Pedal que pulso freno y acelero

Escribir es una secreción pulmonar

Llevando la mano a través de la mecánica baraja

Cariátide enamorada que con su testa soporta las techumbres

Dama duende y alborotadora xana ya vienen los esmorgantes

Compañero que siempre llevé conmigo trasterrada y portátil

Cuentos y cartas de Edenthorpe y aquella casa en el norte zumbando con el fuego del fireplace

Quise aprehender el amor en el aporreo de tus teclas

Pero el amor se fue

Resbalando en el traqueteo de la ametralladora que dispara sueños lagrimas y risas

Incesante quehacer

Sobre el rodillo y el papel

Tuve una cinta de colores

Timbre que anunciaban el final del folio

Teclas gachas a empellones pulgares y meñiques

Escritor que resiste en el blocao con su fusila, un mauser italiano

Esposa fiel que conoces mis langores y penumbras

Amiga que nunca me abandonas

Fuiste especulación y borrachera camino del cielo y los infiernos

Mechón de sueños colgados en las cornisas

Campanilla que frota el aire y nace la brisa

Querencia de inmortalidad y vida eterna

Mi destino eterno tiembla en una cuartilla

Ventura y desventura que baila entre mis dedos

Luna de agosto que alumbra el camino

Tú maquina de escribir Olivetti vieja y desgastada eres lo único que me queda de aquel relente profético

Brillo de mis penas sueños de grandeza

Refracciones del recuerdo que se convirtió en grafomanía

Una quimera no mas que avanza y retrocede sin fin

Un cañoneo a porfía por las quebradas del abecedario

Abrazada siempre a mis enigmas, miedos y complejos

Toda mi existencia fue secuencia de palabras

Voces que redimen y condenan

Manchan y purifican

Ardió mi alma en la parrilla

 medio siglo de vida en mi portátil.

Un océano de palabras y de letras combustibles

Y un barco a la deriva

Veintiocho redondas blancas

Desnudas en el templo de las musas

 Luego vino el ordenador

 pero eso ya es otra cosa

Porque no suena ni chirría

 

RUGEN LOS LEONES DE PALACIO

 QUOD SCRIPSI SCRIPSI

 

Dijo Pilatos lo que escribí, escribí. Dicho queda. Hermosos días de septiembre veranillo del membrillo que anticipa un otoño dorado. El libro está presentado. Unos monjes benedictinos del Paular con sus arreos del hábito y el escapulario de San Benedicto bajaban por la calle Real y se pararon ante la iglesia del Corpus. Una custodia campeaba sobre el dintel para lavar la culpa de un sacrilegio ocurrido en 1410. el lugar tiene muchos visitantes. Llegan en manada por curiosidad más que por devoción. Vivimos una cultura laica. Dio vuelta la tortilla. Escribieron de otro modo la historia y nuestros sueños quedaron para vestir santos. Las cosas que nosotros sabemos se ocultan pero hay gente que como este servidor las pregona a los cuatro vientos.

-Fijese, reverendo padre-le dije al abad- ustedes los frailes benitos construyeron Europa. Las fuerzas oscuras la están destruyendo.

-Pero Cristo está en la historia- contestó el monje.

Crucé la arcada de la iglesia de San Martín donde estaba ubicado el palacio de los Trastamara y no escuché el rugido de los leones de don Enrique IV. Esos felinos rugían en su finca de recreo a las afueras cerca del Campillo y de los Jardines de Villangela, el antiguo convento de clarisas, hoy convertido en restaurante. En las ménsulas del artesonado mozarabe descubrí insignias triunfales de nuestro pasado. Estaban las flechas del poderío y el yugo de la labor. Eramos poderosos siguiendo la recomendación del apóstol de que la vida es milicia. Hoy no tenemos ejército y los caganets- Pujolín y Arturo Mas a los que se ha unido el picante pichanet Duran Lérida, y es verdad ese nacionalista cavernícola tiene cara de bálano- nos hacen un calvo, se mean en la roja y gualda y se limpian el trasero con el libro de la constitución y aquí todos aguantando mecha. Han acabado con el sueño de la unidad nacional y todo se está viniendo abajo. En cuanto al yugo de la labor aquí nadie pega ni golpe. Nuestros hijos viven de la pensión que nosotros cobramos. Del ejército carecemos. Mi viejo regimiento ha sido convertido en un monstruoso edificio que dicen que es una universidad donde se graduan burros. Un pegote. Han hecho trizas la Fuente del Lagarto donde jurábamos bandera y la barbacana donde campeaban el escudo del glorioso regimiento con las armas de Castilla y de León se la han llevado a un museo. Menos mal que la taberna de enfrente donde me tomo un refrigerio se llama “España” todavía. La Iglesia se ha convertido en una ONG que sirve a los laicos intereses de una Mano Oculta. ¿Cómo? Sustituyendo el amor por el odio. Escondiendo la buena nueva evangélica por un acontecimiento contingente y temporal del que les hablé más de una vez. Es un poco el tema del libro “ Seminario vacío: los pecados mortales de la Iglesia”. Es un canto epinicio a aquella Segovia que fue y ya no es y una diatriba contra todo aquello que nos pasa. Y explico cuál es la razón de nuestro desasosiego. Por qué nos pasa. Por qué somos así. En esta Segovia comunera nunca fuimos menos libres. Aquí sólo hablan los políticos. Aquí sólo largan sus rollos los jornal-listos o periodistas del pesebre como Jáuregui, la Cernuda y compañía. Al pueblo le toca achantar la mui. Sin embargo, creo que mi libro es una verdadera obra de arte y digo lo mismo que Clarín cuando dio a la estampa su Regenta: de esta novela hablarán las generaciones futuras. Quod scripsi, scripsi. El clarete se trasegaba bien, el lomo, muy rico, la compañía afable, el recordar intenso. Vinieron los pincernas de don Enrique IV que se sentaba a la morisca entre nosotros. Estaba el buen rey en espiritu como un comensal más viendo yantar a toda la peña aquella lechigada del 55 que hoy van para viejos. Su escudo de armas –SAR- parecían el hierro de una ganadería de mihuras. Don Enrique el hermano de Isabel tan difamado fue uno de los fautores de la unidad nacional que ahora tiran por tierra esta clase política siniestra. España no se merece esto. La tarde del 9 de septiembre luego se puso melancólica. Pero eso va a ser, si Dios me da vida, otro tema y otro libro.

 

 

 COVADONGA

 

No se apagan los fuegos del candente verano. Pogasit estaba en lo alto de un laurel el viejo laurel que derribó Valdés y su panda de asesinos dendricidas dadles un hacha a todos esos y acabarán con el planeta tierra. Los desiertos tienen sed y los pueblos están desorbitados pero esperando el día de las piraguas. Roberto Mori y Dionisio de la Huerta eran dos ángeles sátrapas sentados en el vértice de Cangas de Onís. Estaban viéndolas venir aunque no te creas no es tan fácil porque ahí está el sacamantecas Esteban Gonzalez matasanos con su guadaña diciéndole a buena de dios tú tienes  cáncer de piel pero hay que seguir cruzando por la orilla de estos montes mientras tu Dacia Duster devora kilómetros. 

A Covadonga voy a ver la Santina. Y en lo alto del cerro cinco confesores sin tener que hacer estaban metidos en su cajón esperando clientela pero ya nadie quiere arrodillarse a descargar el saco. Todo vale, nada es pecado. No hay dios.

Idiotorechi así lo afirmaba dando entrada a los nuevos moralistas. El hombre no tienen importancia ni mucho menos sus pecados. El fuego ese dios implacable administra combustión en el crematorio. Un viento de locura en la mañana negra surcaba siniestros resplandores. A lo lejos se anunciaba la invasión una nueva aliyá y el alma del pueblo cristiano se consumía en fogatas gigantescas hombre a ver si no. Consumatum est.

 El sargento Ostapolitik iba y venía. Era un poco erotómano y guardaba en su taquilla del cuartel un montón de revistas porno y se las mostraba a los reclutas en los pases revistas. 

Los militronchos se quedaban de un aire. Nunca habían visto tales indecencias mujeres con el culo al aire y abiertas de piernas. 

Ostpolitik entonces les consolaba diciendo no os apuréis que en la Red es peor. Estaba seguro aquel buen patriota ucraniano que Internet lo había inventado el diablo. Stackán había tenido paperas y la fiebre le hizo estar una semana con la lengua sucia. El médico le mandó hacer gárgaras y enjuagarse con zumo de limón. Con frecuencia  tenía pensamientos raros Stakan y se entregaba a la bebida con gran disgusto de Ostarchik para quien los mostradores de las tabernas eran el caballete donde el diablo se sentaba a horcajadas y cantaba de ramera desafinada perversas canciones de borracho. Idiotorechi... se habla se comenta vuelvo a repetir. Covadonga está lejos. 

Andamos a la búsqueda de la cueva del ALEMÁN de Corao. Como en aquellos reportajes de LNE en los veraneos lluviosos de hace cuarenta años cafetitos en un tupi y el primer cigarrillo viendo a los pavos reales del parque san Francisco. Era grandiosa y solemne entonces la plaza de la Escandalera un Oviedo que ya no es lo que era, que se ha transformado en digital. 

Caminaba un autor fracasado por la calle Uría... Vendo libros quien quiere libros. Una paisana enfurecida desde la ventana de un edificio oficial vertió sobre la cabeza del pobre literato todo el contenido de un gran bandullo perico en el cual los oficinistas y las feministas profusamente exoneraban sus vejigas sobre esta columna mingitoria en la Oficina del Paro. Bautizaron de esta manera y de qué  ignominiosa forma  al pobre novelista. La Ministra de la cosa que era una joven con la Cara Cuadrada y hablaba con acento onubense se descojonaba de risa ante  el suceso hasta mearse en las bragas. Favila, su ayudanta, la que le jaleaba los pedos también se reía a mandíbula batiente.

 Hombre no hay derecho. Digitalización universal. De ahora en adelante con su permiso, señora Bolisa, me voy al cuarto de las telarañas a meterme el dedito por cierta parte, no vaya usted que huele mal. La vieja rata de guarnición tenía los dedos sucios. 

El autor se fue llorando hasta arriba en la estación. En un majano cerca del monte Naranco empezó a insultar y tirar cantos contra los viandantes. No hay derecho que estos acemileros de la cultura traten con tanto desprecio a la literatura. Un mendigo de la provincia el Bolo se le llegó y le pidió lumbre, no fumo. Los libros son el optimo remedio para ser pobre y convertirte en un perdedor. 

Todos somos perdedores. Incluso los más ricos del cementerio son perdedores. El mendicante de Toledo miraba desde lo alto de unos ojos halconeros muy encendidos que se encajonaban dentro de los cuévanos al fondo de una nariz curva. No se puede ir a ninguna parte con estas amistades. Se dio al vagabundeo cuando se enteró de que su mujer le engañaba con un negro recién llegado a nuestras costas en patera. Joaquín Borromeo era un fascista pero colocó a su hijo. 

Lo mismo que el Omega-Alfa un gallego fino que fue seminarista e hizo candidato a ser permanente en la Moncloa. Aquí de lo que se trata es de establecer dinastías periodísticas. Franco fue un inicuo personaje porque instauró toda una serie de regalías para los hijos de los hijos que sacaron el carne de demócratas. ¿Y cómo llegaste hasta Asturias, Joaquin Ptisa?... en el coche de san Fernando a la pata coja no ves que estoy tullido perdí la pierna en una pelea con el moro que me quitó el honor

 

 WATERSHORTAGE Y OTRAS CARESTÍAS

Antonio Parra

“Tronó desde el cielo el Señor y el Altísimo dio su orden: y aparecieron las fuentes de las aguas salvas” Ps 17, 14-16

Pasó la fatídica fecha del anosmié, hablo con mi ex, how is England nowdays? Not too bad, Toni, just ploughing along, you know, the same as you. Zanny estaba que la llevaban los demonios. Era la final de la copa y el Arsenal, su equipo favorito y el de su familia, todos de la Royal Navy, que en el árbol genealógico hay varios comodoros, había perdido con el “bloody Bacerlona”. A ella, que es historiadora y especialista in Spain y en Felipe II esto del separatismo no lo entiende ni los catalanes tampoco le caen muy bien. Sin embargo el mundo se ha ido a “global” y el efecto mariposa hace que el aletazo en Madagascar de una avispa provoque un terremoto en la Martinica. “Here is the same, good old Toni”.

 En la distancia me llevo bien pero si saliéramos juntos a cenar ya tendríamos la primera trifulca a causa de una fruslería o por la forma como se coloca la cubertería en la mesa ya habríamos tenido una discusión, decirnos unas cuantas insolencias desagradables tirándonos los platos a la cabeza y tú con tu madre y yo con la mía. Sin embargo en el entrelubricán de mis días he aprendido las dulzuras de un sentimiento que desconocía: olvidar agravios comparativos y llevarte bien con tu ex dentro de lo que cabe, un sentimiento teñido de nostalgia y de melancolía y la melancolía lo dijo no sé quien es el nirvana de los elegidos y el sacramento con que los dioses signan a sus elegidos.

 Sin embargo, de nimis non curat praetor. El tiempo suele curar todas las heridas incluso las más que parecen más terribles que son las del amor. Así que Barcelona did you say? Pues sí va de fringes y de márgenes. Yo recuerdo repasando en la hemeroteca algunas crónicas que yo escribiera allá por los setenta narrando el efecto “schmetterling” - esa mariposa global de la que les hablaba antes- que determinaba el caso curioso de que los parlamentos regionales de Stormont en Ulster y en Edimburgo o el Cymry galés dictasen la política a los honorables padres conscriptos de Westminster.

 No puede ser decían muchos ingleses pero así era y es que entonces asistimos al alzamiento de las regiones por mor del efecto centrípeto. Los británicos que son muy hábiles supieron reconducirlo y hoy las autonomías históricas - el dragón galés y el león escocés tanto como la lira celta son el origen de la monarquía inglesa- carecen de importancia significativa y han vuelto a ser nada más que la orilla y a ocupar el lugar que les corresponde como provincias del imperio. En España a lo largo de los últimos cuatro lustros se ha producido el movimiento contrario pues siempre cabalgamos un poco caratrás y de espaldas -cosa misteriosa- al rumbo de la Historia.


 El Zapa una buena capa todo lo tapa país leonés es rehén de Rovireches y de Otiguechis váyase usted a saber pero los españoles estamos hasta la gorra y los ingleses ídem de lienzo por lo que me cuenta Zanny que en la antesala de las vacaciones estivales corrige sus últimos cuadernos y prepara las fiestas fin de curso good old Mrs. Parra mientras cuida de Mischa el gatito de Ancora, corta los setos y riega los geranios y rosales de su casa en Cornualles y se cuelga al telefóno esperando una llamada de nuestra Helen que anda ahora de vacaciones por Palma de Mallorca.

 En el fondo somos como una sagrada familia en el exilio que no se ve pero que marcha junta camino de Belén siempre amándose pero también con más regaño del que pretendiéramos... And this is the long march of every woman and every man. San José la Virgen y el Niño. A la mitad del camino pide el niño de beber. No pidas agua mi vida, no pidas agua mi bien que las aguas bajan turbias y hay sequía y escasez. La gran preocupación en esta Inglaterra milenarista no es la política ni los movimientos sectoriales independistas ni siquiera la guerra de Irak. A los británicos les empavorece algo que ya se está dando aquí y es el watershortage. Esto es la sed. Cada vez más bocas que alimentar y sobre todo dar de beber. El mundo a corto plazo, agotadas sus reservas de agua que son más importantes que las del petróleo, va a tener un problema de cañerías. Todo cañerías vaya.

 Hay un ministro al que las iras populares han puesto en berlina y todo porque en colusión con las inmobiliarias ha dado el visto bueno a la construcción de un millón y medio de viviendas al sur de Londres. A los ingleses que no caben en la Isla y tienen un problema inmigratorio grave aunque no tanto como el nuestro no les cabe esto en la cabeza. De seguir las cosas a este paso pronto no tendrán campo. El Reino Unido va a ser una larga urbanización de concreto, cemento armado y de bloques de hormigón. Todo bajo las garras de una gran inmobiliaria. Los del mandil, la plancha el cartabón y la plomada como son los grandes constructores y bajo la obediencia del Great Master y del Big Wizzard que yo creo que es anticristo y llevado de su furia vengativa no hacen sino elevar bloques de viviendas mientras “desconstruye” catedrales no caben de gozo en sus enaguas. La masonería triunfa en todo el mundo pero es en España y en Inglaterra donde de una forma especial ha plantado su zarpa. Efecto Rochild.


 En el fondo una verdadera pesadilla. Esto sí que es el Apocalipsis. Aquí en España donde estamos siendo invadidos y no para de entrar gente lo del estatuto prostituto o lo que diga ese “asesino” Otegui me trae al fresco el problema real es el que nos está creando Gallardón tanto como ese John Prescott  Minister of Road Works que creo que es o del Interior no sé con sus constructivismos insensatos. Tanto Gallardón como doña Espe - señora mía usted me recuerda un poco a Hitler que parece haber venido al mundo con una misión exclusiva la de ser retratada para lucir en cada toma de fotógrafo un modelillo- intentan construir en Madrid una gran mega polis  sin tener en cuenta los recursos naturales olvidando los acuíferos mediante procedimientos populistas que son tan aquilinos como sibilinos. Claro que Gallardón, la Aguirre, el Prescott no son más que la punta de un iceberg de burdos intereses creados y de contubernios que se sumergen en las aguas profundas bajo el iceberg. Tanto como los negreros y esas mafias que están levantando gente de los que todo el mundo habla pero a las que nadie señala con el dedo porque este negocio es el de la pescadilla que se lame la cola. Yo barrunto quienes son, qué pretenden, y desde donde trabajan pero no puedo demostrarlo más que por deducciones y por conjeturas. Al fin y al cabo la Iglesia de Jesucristo se ha convertido en una ONG. Desgraciadamente.

Así que ha pasado el día de la ira.666. No era más que un guarismo y unos datos para contemplar una fecha pero el anosmia y el gran tiempo de desamor donde tanto la caridad se enfría sigue entre nosotros. Apocalipsis es un proceso lento y largo. Estamos viéndolas venir y uno de sus síntomas será la sequía y el agotamiento de los acuíferos. El watershortage que aflige a los ingleses que han declarado la guerra a las mangasriegas que aquí no llegan. Entretanto, no sé lo que hará mi ex con sus rododendros ni siquiera si será capaz de ir al grifo y abrirlo para darle sopas a Misha nuestro gatito en la sartén. En espera de que todo vaya bien y dios se apiade yo entono el salmo del ofertorio del martes de pascua. El de las aguas pandas y salvas. Unas rogativas a la vieja usanza después de todo nos vendrían a todos bastante bien. Ay amor que se fue y no vino y ya nunca volver. Recuerdos enredados en las folías de la juventud, sus disparates, sus celos. Zanny hope that you had a friend. And he is Irish o welsh.

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 LOS COLORES DE SEMANA SANTA. SAN PEDRO ERA CALVO. LOS RESPONSORIOS DE TOMÁS LUIS DE VITORIA. EL TENEBRARIO

De aquellos días de mi infancia hago memoria que como consecuencia de las veleidades del calendario gregoriano y al no caer la Pascua en fecha fija sino variable el tiempo era frío si la Resurrección era festejada a primeros de marzo y alegre y gozosa cuando la epacta a la semana grande con fechas de últimos de abril. Verdadera pascua de flores. Había que confesar y comulgar para ponerse a bien con Dios. Los campos estaban que daba gusto mirarlos porque no había domingos sin sol ni doncellas sin amor. La efervescencia de la naturaleza se mostraba rotunda en las mieses que encañaban, las ramas de los árboles que abrían sus pimpollos las noches que eran más cortas y las tardes más largas y que las muchachas en flor acusaban esa rotundidad de la naturaleza que pronunciaba las curvas de sus talles, el alabeo de sus senos y la sonrisa de sus rostros. Al regresar de los paseos y de las visitas a los monumentos los seminaristas conocían el cosquilleo del primer amor que había de ser platónico por supuesto y que dejaba en el corazón un poso de dicha y de tristeza. El torrente de la sangre estaba ahí pero la voz de la Teología mandaba callar a las células. Echa el freno, magdaleno, tú vas a ser cura, mantente en castidad. Una mirada, una sonrisa de aquellas muchachas que estudiaban Magisterio o estaban internas en las jesuitinas o en las concepcionistas a más de uno lo volvieron tarumba. La primavera había venido y algunos pensaban haberse vuelto modorros y no es que estuvieran modorros, es que habían conocido a una chica que les hacía tilín. Desconocían su nombre, no habían hablado con ellas. Sólo un encuentro casual en el cancel de una de las muchas iglesias donde se hacía el recorrido habitual de las siete estaciones y los siete padrenuestros. Como mucho el contacto había quedado reducido a ofrecerles el agua bendita al entrar o salir para santiguarse. En el talego de la muda con la ropa blanca venía aparte del condumio (el choricillo del pueblo, una morcilla, alguna que otra lata de sardinas y un poco de queso con un recado de la madre escrito con letra apresurada de la madre: Ten, hijo, para que no pases hambre, hinca los codos, no armes bulla, no te metas en ciscos, reza las tres Avemarías antes de acostarte, los calcetines cámbiatelos todos los días para que no huelan los pinrreles que en eso has salido a tu padre, ahorra y no gastes porque ya sabes como estamos, yo he tenido que coger huéspedes a pupilo para pagarte la carrera, procura no coger frío, etc… mamá no tengo un real, sólo me compro una bamba algunos días cuando viene con nosotros la señá Isabel con el cesto cuando salimos de paseo porque me da mucha pena la pobre, no hablo más que en los recreos, me aplico, soy bueno, etc…) venían las Rimas de Bécquer y algunos los más audaces se atrevieron a Encargar el Decamerón de Bocacho con la posibilidad de que libro tan amoroso y tan procaz pudiera ser confiscado por la autoridad competente.

-Aguado, pero ¿cómo se atreve a leer semejantes porquerías?

-Es que, don Eloy, nos lo ha mandado don Tirso el profesor de literatura para un trabajo.

-Es que… es que. Pero ¿tú no sabías, pedazo de majadero, lo que es el Índice?

-No, señor.

-Pues leer a Bocacho es un pecado gordísimo. Es un libro prohibido. Aguado, estás en pecado mortal. Ya estás subiendo ahora mismo al cuarto del padre Mañanas a confesar tu falta ante el confesor bendito.

Aguado hizo un gesto de contrariedad porque la penitencia que le mandaba superaba con creces el cuerpo del delito y el director espiritual se hinchaba a hacer preguntas, era muy tocón y algunos habían tenido que salir de naja de la celda de aquel jesuita pegando un respingo. El niño empezó a llorar:

-Pero si yo no lo he leído, prefecto, ni siquiera lo hojeé. Mire, está sin abrir

y entre lágrimas le mostró el opúsculo intonso editado por Miñón una casa de Valladolid especialista en libros clásicos.

-Bueno, por una vez pase-dijo el maestrillo no del todo convencido.

Aguado se quedó sin libro. Don Eloy se metió la obra prohibida en el bolsillo de su sotana y mandó al muchacho que aquella noche no bajara al refectorio. A la cama sin cenar.

Los que presenciamos la escena mientras girábamos por el cuadrado de los tránsitos nos reíamos para nuestros adentros pues intonso y todo Aguado había leído los cuentos que ocurren en la despreocupada y nada melindrosa Verona del siglo XIII contándonos de que iban algunos de los chascarrillos sobre todo el del Hortelanillo de las monjas que era mudo. Todas y cada una de las religiosas pasaron por su cabaña incluso la madre superiora. Muchos años más tarde cuando en un cine de Londres vi la película magistralmente narrada por Passolini no pude menos de acordarme de Aguado y sus aflicciones con don Eloy que le había tomado ojeriza y me deleité con la secuencia de la madre superiora que se alza el hábito-uno de los preceptos de la regla clarisa era que las religiosas no llevasen ninguna ropa interior como penitencia debajo de la estameña- y apareció in puribus. El hortelano que supuestamente era mudo y harto de tanto laboreo sexual prorrumpe en un grito:

-No, madre, otra vez no.

Todas las monjas acudieron al escuchar tan formidable vozarrón. Y creyeron que era milagro. Cachondeos aparte, los seminaristas también tenían su corazoncito y no eran inmunes a los dardos de Cupido en aquellas tardes de domingo sin amor. Muchos empezaron a escribir poemas y a llevar un diario. No sé lo que me pasa. Hoy la he visto. Ayer no me miró. Estoy modorro… En definitiva, es lo que hacen todos los adolescentes del mundo. Pero nosotros éramos diferentes. Teníamos que ser santos y disfrutar de otra clase de bellezas más espirituales. Creo que la Iglesia es sabia al formular tales reconvenciones sobre los peligros de la carne, las veleidades del sexo y del afecto. No escuchéis los cantos de sirena. Oídos sordos. Recordad a Ulises. Una simple falta puede ser una concesión a la fatalidad y el predicador del Sermón de las Siete Palabras era de los que ponían los paños al púlpito, no tenía pelos en la lengua, no paraba en barras. Hijitos míos… para siempre… para siempre. Y describía con tanta viveza y prosapia los terrores del infierno que en los bancos de atrás se escuchaban jipios de almas conmovidas que ante la meditación de las penas del infierno eran incapaces de contener las lágrimas. La pena del fuego era menor según él que el tormento de la sed… esa gota de agua que golpeará la cabeza de los condenados y nunca la podrán beber… para siempre… toda la eternidad… sitio, clamó Jesús en la cruz tengo sed y le pasaron por los labios una esponja empapada en vinagre con hiel. Y todo por unos malos pasados por un pecado mortal que cometí aquel día y el pecado mortal para nosotros en aquellos días sólo tenía que ver con la infracción de un mandamiento el sexo. Obsesión fatal. Un pensamiento impuro y acababas en las calderas de Pedro Botero. Una idea fija que ahora me haría sonreír con melancolía. Nos querían capar sin duda. De eunucos es el reino de los cielos. Era muy duro desatender a la convocatoria de los sentidos cuando todo despierta en tu organismo adolescente y hay añoranza de belleza y de paraíso en aquellas tardes sin amor mientras veíamos pasar a nuestro lado a las muchachas en flor. Sus madres prorrumpían en aplausos:

-Ya estan ahí los curiñas. Pobres que majos.

Había uno muy guapo Montoro que parecía el vivo retrato de Santa Inés o de San Gonzaga y una abuela saltó en medio de la terna y se lo comía a besos. Montoro se puso colorado como una berenjena.

-Quite, quite, señora, que me va a hacer perder la compostura y me piso la sotana.

-Guapo.

Los piropos de la buena mujer no le depararon grandes satisfacciones en nuestros corros. Carrasco le llamó marica pero como era muy inocente preguntó:

-Y eso ¿qué es?

Asi andábamos  de inocentes por entonces aquellos pipiolos. No nos había bataneado la vida. Las turbas nos decía el padre Mañanas en sus platicas son volubles de criterio y pronto mudan de parecer. Mirad lo que le ocurrió a Jesús en Jerusalén los hosannas y vitorees del domingo de ramos se transformaron en gritos de crucifícale. Los besos de la anciana llena de ternura que algunos dijeron que era Santa Isabel que había resucitado para ver pasar a los curillas hacia Baterías eran arrebatos maternales que nada tendrían que ver con lo que le ocurrió a Montoro el cual después de colgar la sotana se matriculó en derecho y se hizo de los de la cuadrilla de Felipe González. Seguía teniendo un buen fondo de armario y en una asamblea en la Facultad de aquellas del 68 mientras largaba un discurso se levantó una moza y de buenas a primeras le desencajó una proposición pecaminosa:

-Quiero un hijo tuyo

-¿Ahora?

-Sí ahora. Soy una mujer liberada.

Semejante caso no ocurría ni en las películas de Fellini cuando los locos se subían a los árboles y pedían a voces que les trajesen una señora. Voglio una donna. Montoro era mucho Montoro; se casó con una muy guapa una tal Carmen y tuvieron unos hijos preciosos, los dos eran del PSOE y los dos acabaron divorciándose. En parte llevaban razón nuestros padres maestros al recomendarnos tiento en nuestras relaciones sentimentales. Y uno de ellos don José Pedro Carrero que había leído a Nietzsche nos endilgaba el consejo de Zaratrusta: “Cuando vayas con una mujer no olvides la tralla”.

Aunque a nosotros crédulos e ignorantes y sin saber lo que era el mundo nos pareciese de otra manera la belleza y el amor son otra cosa. Nada tienen que ver con la fuerza del instinto ni la concupiscencia animal. La belleza carece de sexo pero Ulises sucumbió a los encantos de Ariadna y perdió el hilo. Nosotros ¿qué sabíamos? El corazón humano posee una inmensa sed de belleza un anhelo de eternidad, un deseo vehemente de divinidad y eso sólo podía encontrarse en los sueños, en los libros, en el trazado de las catedrales donde resonaban augustas las voces del diacono cantando la Passio o escuchando los motetes de Palestrina y del Padre Tomás Luis de Vitoria que escuchábamos entonces o recitando los improperios e himnos del oficio divino hispanovisgótico llenos de majestad latina y de sentimientos de amor y perdón. Cristo nos había redimido con sus dolores y devueltos a aquella vida y a aquel sol y a aquella luz de Segovia que parecía llenar de claridad el corazón. No podía ser posible que por mirar a una muchacha o tener una polución nocturna te mandasen a los infiernos para siempre… para siempre. Había una desproporción entre la pena y la culpa pero la sed de vivir se manifestaba en aquellos poemas que leíamos a hurtadillas de Juan Ramón o de García Lorca o de Alberti o Gerardo diego. Me metí entre pecho y espalda a todos los poetas del 27 a la luz de una linterna en mi camarilla. Nadie nos había dicho que Alberti o Lorca eran rojos. Asistíamos a los coloquios del cine club y nos convertimos en cinéfilos de las grandes cintas italianas  y francesas de los 50 y 60 (Goddard, Aldo Fabrizzi, Totó, Vittorio de Sicca, Antonioni, Trufeau) y fatigábamos el cuerpo en las tardes de paseo pataleando un balón en campos de tierra. Luego bajamos al refectorio a merendar nuestro trozo de queso americano un vaso de leche en polvo y tres galletas. Algunos renqueaban en la fila por las agujetas y se le marcaba la marca del bonete sobre sus melondras rapadas al cero. Pero en Semana Santa no había paseos (deambulatio) pasábamos la mayor parte del día en la iglesia y el Viernes Santo día de ayuno nos daban limonada. Se había muerto Dios. En el cuartel los soldados del regimiento hacían guardia con el fusil a la funerala. Pasaba bien la limonada y la mojábamos con pan. Un jueves santo como tenía sed me bebía cuatro vasos de aquella sopilla. Me entraron risas, me rilaban las piernas pero a pesar del día de luto yo me sentía muy alegre. Sin llegar a la borrachera me puse un poco piripi. A la hora de las preces ya estaba chispa.

-Parrita que la coges

-No pasa nada, Valdivieso. Sangre de Cristo.

-Laus tibi Deo- respondió entre carcajadas el hijo del cabo de Vegafría- Hoy vas a dormir bien.

El vino para mí ha guardado desde entonces el secreto de los gozo y las sombras de la vida. Es un anestésico contra los grandes dolores de la existencia pero es un tósigo. Peligro. Viva el vino y las mujeres pero el vino que viva mucho más que las mujeres. Era mi primer contacto con Erifos un dios misericordioso y eucarístico pero traicionero.

-¿Buscas la catarsis?

-Huyo de mí mismo

Judas se ahorcó y en los pasos de la procesión siempre lo pintaban pelirrojo y con barba de azafrán. A San Pedro Calvo y algo tosco a san Juan de verde y la Verónica Maria de Cleofás y a la Virgen María de azul al pie de la cruz. Cristo nuestro salvador iba de colorado como aquel vino tinto de las refacciones de Miércoles Santo que infundía bríos melancólicos. Por Judas siempre sentí compasión. Amaba el dinero y era algo beodo. Su traición estaba escrita por el destino. Cumplía un destino inexorable un papel que se le había asignado. Verdaderamente aquel apóstol que ha venido a encarnar la ira y la abyección que ha sentido la humanidad contra el pueblo judío no era libre. Podía bien haberse ahorcado de una rama del moral centenario que vigilaba nuestros juegos en la huerta cerca de la campana y del frontón a la trasera del cine Cervantes. Al lado de acá estaba un patio semiabandonado donde tenían el convento las monjas que nos cuidaban y llamábamos Carboneras y justo enfrente del refectorio estaba el torreón una de esas torres almenadas que son frecuentes en las ciudades de Castilla la Vieja. Había sido el lugar donde se instalaba el cuarto de guardia que vigilaban por la noche desde el tiempo de los romanos. Era un tétrico lugar. Abajo se situaban unos cuartos oscuros que antaño fueron calabozos y arriba había un secadero para poner la ropa a tender. Era la cárcel del seminario. Los alumnos díscolos e incorregibles los que habían cometido alguna falta grave eran castigados a pasar en una de sus celdas dos días a pan y agua por el rector pero esta serie de castigos no eran frecuentes en el tiempo que yo lo conocí. Sin embargo, siglos atrás los jesuitas lo habían utilizado como cárcel más que para punir a algún postulante como una de las numerosos pruebas para mostrar la verdadera vocación a los estudiantes del noviciado. Lo llamábamos la Torre Antonia.

Las procesiones eran interminables y acabamos rendidos acompañante a los cristos muertos y a las dolorosas de los siete cuchillos. La más popular era la de Santa Eulalia que competía con la de San Millán que era una talla de Aniceto Mariñas de María al pie de la cruz muy valiosa. Nos acotábamos tarde y nos levantábamos al amanecer porque teníamos que asistir al rosario de la Aurora. Veíamos salir el sol por la Mujer Muerta e íbamos en fila india acompañando a los cofrades y a algunas beatas descalzas y arrastrando cadenas otras con los brazos en cruz que cantaban el “Perdona tu pueblo, Señor”, el “Amante Jesús mío” y el “Sálvame, Virgen María. Sin embargo la parte más impresionante de nuestra semana santa eran los oficios de Miércoles Santo en que se celebraban las tinieblas. Se cantaban catorce salmos a cada uno de los cuales correspondía una vela del candelabro o tenebrario con los improperios de Jeremías y las lecciones y la iglesia a rebosar vivía el momento con intensidad en medio de un silencio impresionante interrumpido por el golpeo de los bancos o el sonar de la carraca. Tambien se cantaban los motetes de Palestrina y de Tomás Luis de Vitoria, el “Popule meus”, el “Caligaverunt” con las estrofas de la pasión.

 


 

continuará